Pedalea sin prisa por el extremo sur de Apulia, un secreto bien guardado y aún fuera del alcance del turismo masivo. Atravesar el Salento en bicicleta es como pedalear por un museo al aire libre. Dólmenes prehistóricos, santuarios bizantinos escondidos en cuevas, catedrales barrocas… son sólo unos pocos ejemplos de la gran variedad cultural que te encontrarás.

Durante 8 días recorrerás ‘el tacón de la bota’ por carreteras secundarias tranquilas al lado de la costa y por el interior rural. Con etapas diarias de 29 a 61 kilómetros, sobre un terreno principalmente llano y fácil tendrás más que suficiente tiempo para disfrutar il dolce far niente. Vive el Mediterráneo en su esencia más pura.

ITINERARIO
El viaje empieza en Lecce, ciudad barroca clasificada como una de las más bellas de Italia. Nada más salir de ahí entrarás en la Reserva Natural de le Cesine, gran lugar para observar aves migratorias. Seguirás hasta el oasis protegido de los lagos de Alimini, para terminar en la ciudad de Otranto.

Descubre los alrededores de esta preciosa ciudad dando pedales por las llanuras llenas de viñas y olivos. Disfruta de una degustación de comida local en una panadería familiar, que hemos incluido en el programa.

Siguiendo el tramo costero más salvaje llegarás a Santa María de Leuca. Con un poco de suerte se puede ver hasta las montañas de Albania y Grecia. Párate de vez en cuando para darte un baño en una de sus playas de ensueño.

Tierra de campesinos y de pescadores, destaca la remunerada gastronomía, que combina sabores del mar y de la tierra. Y no te olvides probar el vino, en especial el Negroamaro, una uva que crece casi exclusivamente en el Salento y que se reconoce por su color de tono oscuro y su aroma rústico.

Alrededor de Gallipoli te puedes tomar otro día para descubrir el interior. No te subas a la bici sin haber probado el spumone, combinado con un buen doppio. Por la tarde hemos incluido otra degustación, esta vez de quesos, en una granja local.

A la vuelta hacia Lecce pasarás por tierras de cultivo de siglos de antigüedad, casas de campo y villas fortificadas del siglo XIX. Asegúrate de reservar unas noches extras en esta bella ciudad, permitiéndote el tiempo para visitar todo al verdadero ritmo ‘slow’.