El Instituto Universitario Ortega y Gasset tiene su sede en un palacete ajardinado situado en pleno centro de Madrid, entre las calles Miguel Ángel y General Martínez Campos. Nos encontramos dos edificios en el mismo recinto, la antigua Residencia de Señoritas de la Junta para la Ampliación de Estudios, y otro proyectado por el arquitecto Carlos Arniches Moltó y construido de 1932 a 1933, obra paradigmática de la arquitectura racionalista de los años treinta, por ser una obra de gran trascendencia nos referiremos a él en otra entrada de 365 días en Madrid.
El mencionado grupo femenino se instaló desde su creación en los hotelitos de la madrileña calle de Fortuny. Los habían dejado libres al trasladarse el grupo masculino a la Colina de los Chopos.
La importancia de la labor impulsada por la Institución Libre de Enseñanza es de dimensiones colosales no reconocidas con justicia tras la recuperación de la democracia. Copiamos íntegros dos párrafos de la web de la Fundación Giner ya que nos parecen muy interesantes para poner en valor el espacio al que nos referimos:
“La Residencia de Señoritas fue creada en 1915 para fomentar el acceso de la mujer a los estudios superiores. Inscrita en el proyecto reformista y liberal definido por la Institución Libre de Enseñanza, el nuevo grupo femenino de la Residencia de Estudiantes, dirigido por María de Maeztu, estableció los cauces para la promoción educativa y cultural de la mujer y su integración en la vida moderna. En sus aspiraciones y realizaciones seguía las mismas pautas establecidas para el grupo masculino. En su desarrollo resultó esencial la colaboración con el Instituto Internacional en España, una entidad estadounidense con similares objetivos que se había asentado en Madrid a principios del siglo XX.
Fueron residentes Victoria Kent, Matilde Huici o Josefina Carabias, y formaron parte de su profesorado María Goyri, María Zambrano o Maruja Mallo, además de las profesoras norteamericanas vinculadas al Instituto Internacional. En las actividades que organizó participaron numerosas conferenciantes, como Gabriela Mistral, Victoria Ocampo o Clara Campoamor, y se abordaron con frecuencia temas relacionados con la mujer. En sus salones nacieron el Lyceum Club Femenino y la Asociación Española de Mujeres Universitarias. Contó, además, con un Laboratorio de Química, organizado por la norteamericana Mary Louise Foster, que contribuyó a la formación de científicas destacadas, como Dorotea Barnés o Felisa Martín Bravo.”
Nos quedan aún varios espacios dedicados a la Institución Libre de Enseñanza que iremos desgranando poco a poco.
En estos edificios tiene hoy su sede la Fundación Ortega-Marañón, una institución privada dedicada a la difusión cultural, la formación, el debate y la investigación en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades, inspirada en el espíritu de sus titulares, el filósofo José Ortega y Gasset y el médico y humanista Gregorio Marañón.
Un abrazo
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