Casa de Campo de Madrid (9)La historia del gran parque madrileño está unida a la capitalidad madrileña. Sus 1722 hectáreas hacen de la Casa de Campo un parque enorme, lleno de sorpresas, vamos a repasar brevemente algunos hitos históricos.

Enrique III designó el Monte de El Pardo como Residencia Real a finales del siglo XIV por su abundante caza. La caza parece que siempre ha sido una de las aficiones de la monarquía española, esa riqueza del Monte del Pardo influyó en la posterior designación de Madrid como capital, siglo y medio más tarde.

Los nobles residentes en Madrid habían consolidado su poder y prestigio comprando tierras alrededor de la ciudad. Una familia,  los Vargas, un antiguo linaje nobiliario del Madrid medieval, adquieren, en la margen derecha del río Manzanares, una villa con huertas y terrenos que llegan hasta Carabanchel y donde se incluye la actual Casa de Campo.

La decisión de Felipe II de trasladar la Corte a Madrid y residir en ella, es un momento clave. El rey adquiere la Casa de los Vargas y diseña una gran finca para unir su Palacio con el cazadero de El Pardo.

El tiempo pasa y llegan a España los Borbones, la nueva dinastía, introducen muchos cambios en la Casa de Campo, y especialmente tras la construcción del Palacio Real se acrecienta el interés de la monarquía por esa Casa de Campo, tan próxima.

Felipe V, introduce las modas y usos de la corte francesa, en 1720 se remodelan los jardines, que aún conservaban el estilo de parterre español desde los primitivos diseños de Jerónimo de Algora, que son sustituidos por broderies a la francesa. Su hijo Fernando, siendo aún infante, proporciona la que posiblemente sea la mayor ampliación de la Casa de Campo, adquiriendo más de mil hectáreas hacia el norte y hacia el oeste (al precio de un millón y medio de reales de vellón) lo que quintuplica la extensión del recinto. Ya como rey, Fernando VI declara la Casa de Campo Bosque Real y la acondiciona para su uso cinegético.

Su hermano Carlos III, opta por aumentar la productividad de la Casa de Campo durante su reinado, introduce nuevos cultivos y sistemas de riego. En el año 1773, el rey encarga un proyecto de transformación de todo el recinto, al arquitecto Francesco Sabatini, quien construye en 1782 el puente de la Culebra como parte de muchas otras obras.

Sigue avanzando el tiempo, y algunas amenazas pudieron acabar con nuestro parque, en el año 1834, durante la regencia de María Cristina de Borbón, se presentó un proyecto para construir un nuevo pueblo, La Real Cristina, en la Casa de Campo, por suerte para el Madrid actual, el proyecto no prosperó. Su hija Isabel II impulsó un proyecto para renovar el arbolado del parque que ya desde 1845, es sometido a una gestión forestal con criterios científicos, tras la contratación por la Casa Real del ingeniero de montes Agustín Pascual González.

En el año 1878 un gran incendio durante una de las peores sequías del siglo XIX , llamada “la seca de cuatro años” (1875-1879) arrasó  900 fanegas de superficie y destruyó 1013 árboles.

La II República llegó el 14 de abril de 1931, muy pocos días después, el 20 de abril se aprobó un decreto del Ministerio de Hacienda para ceder la posesión real a Ayuntamiento de Madrid. Un gran regalo de la República a Madrid. El 3 de junio de 1931, se aprobó otro decreto en el que el pulmón verde se declaró Monumento Histórico Artístico.

Fue el ministro de Hacienda del Gobierno Provisional, Indalecio Prieto, quien hizo entrega al pueblo de Madrid, representado por su alcalde, Pedro Rico, de la Casa de Campo. Cuentan que ese día, unos 300.000 madrileños acudieron a la Casa de Campo a celebrarlo, era la primera vez que el pueblo podía entrar al recinto. La mayoría de las fuentes de agua potable que hay en la actualidad en el parque se construyeron en esa época.

Durante la Guerra Civil,  la Casa de Campo fue frente de guerra prácticamente durante todo el conflicto, todavía hoy podemos ver en su interior restos de trincheras y fortines. En el cerro de Garabitas, estaban emplazadas las posiciones artilleras de los sublevados que bombardeaban diariamente la ciudad.

Ahora ese cerro de Garabitas es lugar de paso de corredores y ciclistas (en una de las muchas rutas en bicicleta por la Casa de Campo), la Casa de Campo ha cedido parte de su terreno al Club de Campo y acoge instalaciones como el Zoo, el Parque de Atracciones, el Teleférico, la Venta del Batán, podemos disfrutar el primer sábado de cada mes de un Mercado de Productores donde encontrar verduras, hortalizas, quesos, vinos…

En definitiva la Casa de Campo, junto a la ciudad es un espacio de ocio en mayúsculas, un lujo cercano, accesible y de todos, los que vivimos aquí y de quienes nos visitan. Uno de nuestros lugares favoritos para hacer rutas en bici por Madrid.

Para quien quiera conocerla mejor, os recomendamos un mapa de la Casa de Campo elaborado por un gran amigo.

Un abrazo.

  • Fuente: Antonio Acero