Los orígenes del Palacio Real de Madrid o Palacio de Oriente, como también se le conoce, se remontan al siglo IX, el emir Mohamed I edificó una alcazaba, para defender Toledo del avance de los cristianos, en el mismo sitio donde hoy vemos el palacio. Su ubicación privilegiada sobre el río Manzanares y el desnivel existente que ejercía de barrera natural fueron claves para elegir esta ubicación. Tras la toma de Mayrit, por el rey Alfonso VI en el año 1083, sería utilizada por los reyes de Castilla, hasta que años más tarde, en el siglo XVI, se construyó el Real Alcázar. Juan II, Carlos V y Felipe II, lo embellecieron, Felipe II, lo convirtió desde 1561 en la residencia oficial de los reyes de España. Fue decorado espléndidamente por Felipe II y Felipe IV para cuya tarea empleó a Velázquez, pero sufrió un trágico incendio que lo destruyó por completo en la Nochebuena de 1734.
Felipe V, el primero de los Borbones, fue el impulsor de las obras de construcción del nuevo palacio. Quería que fuera el asombro y envidia de las demás cortes europeas. Decidió que el Palacio ocupase el mismo lugar que el Alcázar destruido, encargando al arquitecto, el italiano Felipe Juvara, que toda la construcción se realizara en piedra (blanca de la localidad madrileña de Colmenar y berroqueña gris de la sierra de Guadarrama) y ladrillo, sin madera que pudiera volver a ser pasto de las llamas. Juvara muere pronto, y es su discípulo Juan Bautista Sachetti, quien se encarga de finalizar los planos para la construcción del Palacio de Oriente. Otros arquitectos, como Ventura Rodríguez (la Capilla Real) o Francesco Sabatini (la escalera principal), también participarían en la realización del Palacio.
Las obras se iniciaron en 1738, prolongándose las obras hasta 1755, Felipe V, que murió el 9 de julio de 1746, no pudo habitar en el Palacio. Sería su hijo, Carlos III, el primer monarca español en establecer su residencia en el Palacio de Oriente en 1764.
Lo más destacado del conjunto son sus cuatro fachadas, inspiradas en los dibujos que Bernini realizó para el Palacio del Louvre de París. En la última planta una balaustrada realizada en piedra blanca, remata la cornisa donde debían colocarse las estatuas de los reyes de todas aquellas monarquías relacionadas con la historia de España, estatuas que en la actualidad, se encuentran repartidas por el parque del Retiro, la plaza de Oriente y también otras ciudades de la geografía española (Vitoria, Pamplona, El Ferrol). 108 esculturas de gran tamaño, representando a los monarcas de los diferentes reinos relacionados con la monarquía española: América, Portugal, Castilla, Aragón, Galicia, Navarra, así como los reyes de España desde Isabel y Fernando, los Reyes Católicos.
Por hoy nos quedamos aquí, queda mucho que contar, no en vano El Palacio tiene unas 2.800 habitaciones, Armería, Capilla, Biblioteca, Túneles, Jardines, Colecciones de Pintura, demasiado para un sólo día. Se puede visitar y su visita es gratuita, además abre los lunes, día de cierre habitual de los museos por lo que suele haber colas. Volveremos otro día con nuestro 365 días en Madrid con más historias sobre el Palacio, su cambio de guardia, los mástiles de las banderas y su significado, o que comunicaban los túneles…
Un abrazo.
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