Antes de hablaros de esa Cruz de Malta en Madrid hay que explicar cuál es su origen, esa cruz hace referencia a la Soberana Orden Hospitalaria y Militar de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta: congregación fundada a finales del siglo XI para asistir a los peregrinos que acudían a visitar la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.
Se convirtió en orden militar para la defensa de Tierra Santa tras la conquista de la ciudad por los cruzados cristianos de Godofredo de Bouillon en 1099, siendo desalojados tras su reconquista por Saladino en 1189, atrincherándose primero en San Juan de Acre, luego en la isla de Chipre, y finalmente en la de Rodas hasta su definitiva expulsión del Mediterráneo oriental por los turcos en 1522.
Para compensarles por la pérdida el emperador Carlos V les entregó la isla de Malta en 1530, con la única obligación de tributar un halcón anual como vasallaje: ese el origen del famoso “halcón maltés”. El Emperador firmó el Acta de cesión de la isla en Castello Franco, a cambio de recibir anualmente por Todos los Santos un halcón maltés adiestrado para la caza de cetrería. En esa posición logrando frenar el avance turco por el Mediterráneo al resistir el “Gran Asedio” de 1565. Pocos años antes de la famosa batalla de Lepanto en la que también participaron como nuestro célebre Cervantes.
¿Y que hace esa cruz en la Corredera Baja de San Pablo? Eso ya tiene más misterio. En el número 20 de la Corredera nos encontramos con una casa antigua, con una puerta de madera rodeada por una portada de piedra coronada por un escudo y unas ventanas enrejadas que le dan una aire recogido.
Ese es el escudo de la Orden de Malta, el edificio es del siglo XVII, uno de los pocos que nos quedan en Madrid y que ha sufrido muchos avatares a lo largo de su historia.
Las placas nos cuentan que el solar corresponde a la Manzana nº 363, Casa nº 14. Esas placas de las que seguramente alguna vez te has preguntado su significado y que provienen de un ambicioso plan de la época de Carlos III para censar las casas de Madrid que se conoce como la Visita General de Aposento, realizada en el siglo XVIII, y que sirvió para levantar la Planimetría de Madrid.
La Orden de los Caballeros Hospitalarios, como era conocida popularmente, mantenía una gran red de hospitales y hospederías, por lo que no es de extrañar que algunas personas identifiquen el edificio de la Corredera de San Pablo con este uso, aunque no hay datos que lo avalen.
Su paso a la Orden de Malta ‐como dependencia madrileña del Real Monasterio de las Comendadoras de San Juan de Acre en la localidad alavesa de Salinas de Añana‐ debió de ser previa a 1765, que es cuando se colocan las placas de cerámica de la Visita General de la que hablamos antes.
Después fue edificio de viviendas durante muchos años, sabemos que aquí vivió en 1879 el arquitecto Carlos Gondorff , y desde 1909 de Ana Ruiz, madre del gran poeta Antonio Machado, del que sabemos que pasó en este edificio parte de su luna de miel con su esposa Leonor.
Al comienzo de la Guerra Civil la caída de un obús destrozo parte de la fachada, balcones y rejas como se puede apreciar en la foto de Atienza y que pertenece al Archivo Rojo, un valioso conjunto fotográfico que fue creado por la Junta de Defensa de Madrid como Fondo propagandístico para denunciar los desastres de la Guerra Civil.
El Ayuntamiento de Madrid lo adquirió en 1991 por su valor histórico‐artístico y con el plan de mejorar las dotaciones del barrio, algo que no se cumplió, el edificio se quedó sin vecinos en 2008 y su deterioro comenzó a ser alarmante.
En 2011 fue ocupado por el Colectivo Patio Maravillas con el fin de convertirlo en centro social. Se presento un proyecto con el aval de un grupo de arquitectos y otros profesionales para iniciar un proyecto de rehabilitación, pero los ocupantes fueron desalojados y el plan rechazado.
La entrada fue tapiada y la amenaza de la demolición pende sobre el edificio, esperemos que la piqueta no actué sobre él.
La Taberna Pepita ocupó la planta baja hasta su cierre, el 26 de julio de 2008, fue una despedida triste de un local muy popular en Malasaña, su “parroquia” se movilizó activamente para impedir su cierre, con una campaña muy divertida de la que puedes ver algunas propuestas en el blog Pepitaforever. Seguro que te gusta. Pero la justicia fue implacable y hubo que cerrar. Hoy el edificio sigue abandonado a su suerte.
Un abrazo.
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