Palacio de la Bolsa
Quiso la casualidad, la Fortuna o Mercurio, que Repullés fuera hijo de un agente de cambio y bolsa. Conocía la atmósfera de estrés y nerviosismo que se respiraba en los parqués, y las necesidades para acoger la actividad bursátil. Optó por darle una forma basilical a la nave principal de contratación, buscando crear un ‘templo de la economía’, y quiso dotarle de una amplia entrada de luz natural, fijando una amplia superficie del techo con vidrio.