La construcción de la iglesia de san Antonio de los Alemanes se inició en 1624 y las obras no finalizaron hasta 1633. Formaba parte del conjunto del Hospital de los Portugueses, creado en 1604 por el rey Felipe III para atender a los súbditos portugueses, por lo que inicialmente se denominó San Antonio de los Portugueses. Avanzado el siglo XVII, Portugal se separa de la corona española y el hospital se dedica a la comunidad alemana residente en Madrid, lo que justifica la actual denominación del templo.
Presenta un chapitel en forma octogonal al exterior, una construcción muy frecuente en el Madrid de la época. Estos chapiteles, son realmente cúpulas, cúpulas denominadas encamonadas, que se elaboraban con materiales ligeros y económicos como madera o yeso. Una solución económica que permitía mantener el ilusionismo típico del barroco.
En el siglo XVIII, Felipe V destinó el hospital y la iglesia a la Hermandad del Refugio, dedicada a prestar ayuda a los más necesitados, actividad que todavía continúa llevando a cabo hoy día.
Es obra de los arquitectos Pedro Sánchez, Francisco Seseña y Juan de Mora, es una planta elíptica inscrita en un rectángulo. El interior se encuentra decorado con frescos con escenas religiosas y arquitecturas fingidas que recubren todo el espacio mural, con un carácter escenográfico muy efectista. Los más destacados son los que decoran la cúpula oval, narran la Apoteosis de San Antonio, ascendiendo al cielo rodeado de ángeles. Esta parte de la obra fue realizada por Juan Carreño de Miranda y se sitúa encima de una rica arquitectura fingida a modo tambor, obra de Francisco de Ricci, con columnas salomónicas y frontones acaracolados. Ricci también pintó los santos portugueses localizados en el primer anillo de la cúpula. También destaca el retablo mayor, realizado a mediados del siglo XVIII por el arquitecto Miguel Fernández y el escultor Francisco Gutiérrez.
Sin duda una de las joyas del patrimonio madrileño que nadie debería perderse en una visita a Madrid.
Un abrazo.
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