La primera construcción a la que conocimos como Puerta de San Vicente, fue construida en el año 1726, cuando el Marqués de Vadillo, Corregidor de la Villa, encargó al arquitecto Pedro de Ribera la realización de una monumental puerta que sustituiría a la existente, conocida con el nombre de Puerta del Parque, que se encontraba en estado ruinoso.
Pedro de Ribera, era madrileño por los cuatro costados, nació en la calle del Oso, fue discípulo de José de Churriguera y Teodoro Ardemans. Ocupó el puesto de Maestro Mayor en la Corte de Felipe V. Fue el Corregidor Francisco de Salcedo y Aguirre, Marqués de Vadillo, su más firme defensor encargándole numerosas e importantes obras en la capital. Murió en Madrid y fue sepultado en la iglesia de san Cayetano, que él mismo había proyectado.
La Puerta de Pedro de Ribera constaba de tres arcos y estaba adornada con una estatua de San Vicente, por lo que recibió dicho nombre. También era conocida como Puerta de la Florida, por su cercanía al Paseo de la Florida. La puerta formaba parte de la antigua cerca de Felipe IV, y su emplazamiento estaba más próximo a la actual Plaza de España y Palacio Real. Debido a las obras de la remodelación de la Cuesta de San Vicente, para mejorar los accesos al Palacio Real a través del Camino de El Pardo, la puerta fue derribada en el año 1770.
Poco tiempo después, Carlos III encargó a Francisco Sabatini la construcción de una nueva, cuyas obras terminarían en 1775.
La nueva puerta se situó un poco más abajo que la anterior y se componía de un arco y dos postigos. El arco, adornado con dos columnas dóricas por la parte de fuera y dos pilastras del mismo orden hacia el interior, estaba coronado por un frontispicio triangular rematado por un trofeo militar. A los lados se situaron los dos postigos, más bajos y coronados también por trofeos.
Tras el derribo de la Cerca construida por Felipe IV en el siglo XVII, -que había tenido lugar en el año 1868-, la Puerta perdió su función, y con el aumento del tránsito de carruajes se fue convirtiendo en un estorbo. Se buscó una solución y al final la decisión fue desmontar la puerta de Sabatini, en 1890 y colocarla en otro lugar, y como siempre se pensó en el Paseo del Coches del Parque de Madrid, el Retiro.
En 1891, el Arquitecto Municipal José López Sallaberry, informó de la necesidad de desmontar la Puerta de San Vicente para poder llevar a cabo la reforma de la zona. Al año siguiente comenzó el desmontaje, Sallaberry informó al Alcalde de que algunos sillares se habían partido al desmontarlos, entre otras cosas debido al mal estado de la piedra. El Arquitecto Municipal opinaba que la reconstrucción de la Puerta junto a la verja “de carácter moderno” que se estaba construyendo en el Parque de Madrid, sería muy cara, y que no merecía la pena debido a su “poco mérito artístico”.
Propuso que los sillares inservibles fueran enviados a los Depósitos de la Dirección de Vías Públicas, y que los aprovechables fueran destinados a la “construcción de farolas monumentales acordadas por el Excelentísimo Ayuntamiento para la Glorieta de Cibeles”.
Así se hizo, se concedió la autorización por decreto para construir dichas farolas y el resto de las piedras fueron valoradas y subastadas.
El proyecto de reconstrucción de la Puerta de San Vicente era antiguo, nació prácticamente en el mismo momento de su desmontaje, y la prensa siempre se hizo eco de ello. En 1962 el Ayuntamiento hizo una primera valoración, pero no fue hasta 1992 cuando el proyecto se puso en marcha.
Los Archivos Nacionales de París guardaban el Anteproyecto realizado por Sabatini, que, junto a otros documentos, como la maravillosa foto de Jean Laurent, permitieron acometer la reconstrucción bajo la dirección del ingeniero Juan A. de las Heras Azcona, siendo situada en posición inversa a la original. El 25 de abril de 1995 fue reinaugurada.
Un abrazo.
Qué curioso! O sea, que solo lleva ahí desde 1995…
Sí, la que vemos hoy, cumple solamente 10 añitos.
Un abrazo.