El Parque del Oeste, tiene fama de ser el más antiguo parque público de Madrid. Se creó en terrenos del antiguo Real Sitio de La Florida, una más, de las propiedades que la Corona poseía en torno a Madrid. Se expropió en 1868 y posteriormente se cedió al Ayuntamiento. El parque nació a finales del siglo XIX ,en un extremo del ensanche burgués para embellecer y oxigenar el nuevo Madrid y como un lugar de esparcimiento público, enmarcado en una corriente de Ideología Higienista que promovía este tipo de proyectos, abrir espacios públicos, para el disfrute de una clase obrera, que vivía en unas viviendas muy deficitarias.
Se encuentra situado en un abrupto talud sobre el río Manzanares y responde al estilo del jardín inglés, de carácter paisajista. Destaca por sus fuertes desniveles, caminos sinuosos, praderas, predominio de las coníferas, con algunos ejemplares de gran porte y magníficas vistas sobre la Sierra de Guadarrama. A finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX ,se incluyeron en el parque numerosos elementos rústicos, historicistas y eclécticos y monumentos en la línea del reformismo de la Restauración, algunos de los cuales se han conservado hasta la actualidad.
Durante la II República se introdujeron muchas novedades, pero la Guerra Civil impacto de lleno en el parque. Los combates arrasaron la vegetación, destruyeron los monumentos y alteraron la topografía. El frente enquistado en la Ciudad Universitaria produjo una fractura definitiva y llevo à la construcción de búnkeres que siguen en pie actualmente.
La reconstrucción posterior de Cecilio Rodríguez (un viejo conocido para los lectores de 365 días en Madrid) respetó el estilo paisajista del parque, pero introdujo también muchas modificaciones. El Parque del Oeste creció y entre los años 50 y 60 se fue poblando de monumentos.
Nacieron espacios nuevos, como la Rosaleda, los taludes ajardinados del Paseo de Rosales o el Parque de la Tinaja. Un lugar ideal para descansar, leer o montar en bicicleta. Tan cerca del centro y a la vez lo suficientemente grande como para perderte del bullicio de la gran ciudad.
Un abrazo.
Deja tu comentario