Cuando se construyó en 1988, era el edificio más alto de Madrid. Durante 20 años la Torre Picasso mantuvo el liderato con sus 45 plantas y 157 metros de altura. Hasta que llegaron las 4 torres del complejo financiero CTBA (Cuatro Torres Business Area) entre 2007 y 2009 y de repente se quedo pequeña. Sin embargo para nosotros sigue siendo uno de los rascacielos más elegantes de Madrid.
Los terrenos sobre los que se levantó la torre, unos 10.000 metros cuadrados que pertenecían a Unión de Explosivos Río Tinto, formaban parte del complejo AZCA ( siglas de Asociación Mixta de Compensación de la Manzana A de la Zona Comercial del Paseo de la Castellana) diseñado para convertirse en el centro financiero de Madrid y de España y que tras muchos avatares se fue desarrollando desde mediados de los años 60 del siglo XX.
El arquitecto fue Minoru Yamasaki, un estadounidense de origen japonés que ganó un concurso internacional en 1977. Él fue el creador de las desaparecidas Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York que fueron inauguradas unos años antes, en 1973. Sin embargo, no pudo ver finalizada la obra, murió y fue sustituido por el arquitecto Genaro Alas.
La torre tiene una estructura mixta combinando el hormigón armado del basamento con los pilares metálicos que recorren el edificio hasta su coronación.
El cerramiento exterior está realizado con vidrio y aluminio blanco. Se marca la verticalidad de la construcción alternando bandas de ambos materiales desde la parte baja hasta la cornisa curva que remata el edificio.
Yamasaki empleó en el exterior del edificio, elementos sencillos que uso en varias de sus obras, como por ejemplo la torre Rainier de Seattle, muy parecida a la Torre Picasso.
Un edificio inteligente con mucha tecnología en su interior para controlar su iluminación, confort y hacerlo de forma eficiente. Con un centro de control que supervisa el funcionamiento del gigante.
En ocasiones incluimos el edifico en nuestro Madrid de Cine, Eduardo Noriega nos trae hasta aquí en la película Abre los Ojos de Alejandro Amenábar, aunque no te desvelamos para que viene, tendrás que ver la película.
Desafortunadamente, no se puede visitar, pero sólo contemplarlo por fuera vale la pena. En ocasiones especiales como en la Semana de la Arquitectura se puede visitar su ¡¡helipuerto!!, las vistas son increíbles.
Un abrazo.
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