Durante siglos el trigo y el pan que con él se hacía fue un alimento básico para todos los habitantes de España y también en Madrid, por ese motivo su abastecimiento era algo que preocupaba y mucho a la monarquía, suponía poder y control.
Siendo rey Carlos II, en 1666, el Pósito (que la RAE nos define como: Instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia) de la Villa de Madrid, se trasladó junto a la Puerta de Alcalá desde la Cava Baja de San Francisco, en las afueras de la villa. Además del almacén para el grano se construyó todo un barrio, conocido como de Barrio de Villanueva, con 42 casas, con su horno, para 42 panaderos.
Los Hornos de la Villa, o de Villanueva. En 1743 la Junta de Abastos eliminó los hornos de Villanueva, y “les invitó a formar gremio” para proteger sus intereses. La propia Junta se haría cargo de comprar el trigo necesario y almacenarlo, por lo que dos años después construyó un nuevo Pósito, un edificio de grandes dimensiones, alrededor de un patio central.
En ese mismo solar, en la esquina con la plaza de la Independencia, en el actual número 2, en 1883, se construyó un nuevo edificio de viviendas hoy una de las sedes de la Cámara de Comercio de Madrid, además de su fantástica sede en el Palacio de Santoña al que dedicaremos otra entrada de 365 días en Madrid. Desde 1991 y a través de una placa colocada por el Ayuntamiento nos recuerda que allí estuvo el Real Pósito de la Villa de Madrid.
Un abrazo.
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