El Museo Sorolla, en la que fue su casa los últimos 10 años de su vida, se encuentra en la Calle General Martínez Campos 37. Es una grata sorpresa cuando visitas el Museo Sorolla. Un regalo inesperado ese bello jardín andaluz que rodea al edificio. Con dos fuentes de inspiración muy claras: los Reales Alcázares de Sevilla y el Generalife de Granada.
A finales de 1911 Sorolla acomete la plantación del jardín de su casa en Madrid. La da por concluida en 1918. Además, entre 1916 y 1920, Sorolla lleva al lienzo todos los rincones de su jardín. Es un momento en el que el artista consigue una libertad técnica y expresiva y una visión intimista que son muy importantes en el conjunto de su obra.
Sorolla puso mucho empeño en el diseño y plantación del jardín. Puso en el jardín todo lo que había ido conociendo de los jardines históricos que había ido conociendo en sus viajes por España e Italia. Un jardín plantado exactamente según su plan con un fuerte sentido historicista y estético.
El genial pintor, dejó numerosos dibujos preparatorios del diseño de su casa y jardín. En esos dibujos se representan rincones de la ciudad italiana de Florencia, de la Alhambra (de la que hizo traer dos mirtos que aún siguen embelleciendo el jardín) y otros sobre jardinería andaluza por la que sentía una gran admiración.
Decoró el jardín con esculturas, fuentes y columnas. Las esculturas dotan al jardín de un carácter clasicista. De artistas conocidos como Blay, Clará, Benlliure y su hija Elena. Pero la gran influencia es hispanoárabe, el empleo de decoración cerámica en estanques, bancos y pavimentos. Se palpa la gran admiración por Andalucía que tantas veces pintó: pueblos, paisajes y los más bellos rincones que encontró en los jardines del Alcázar de Sevilla, de la Alhambra y de los cármenes granadinos.
El jardín tiene tres espacios diferenciados, que conforman una L. El primero está inspirado en Los Reales Alcázares de Sevilla, el segundo inspirado en el Generalife y una última parte con influencias árabes como la alberca y las cerámicas e italianas representadas por la pérgola.
Lucía Serredi, es la paisajista que restauró el jardín primero en 1991 y posteriormente en 2012, con el gran objetivo de ser fiel a la idea del artista y buscando conservar los colores que él eligió para el jardín.
Una parada obligada en nuestra ruta en bici por los jardines escondidos de Madrid. Si no lo conoces, aprovecha estos días de calor para refrescarte con una visita a este pequeño pero precioso jardín.
Un abrazo.
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