Ayer se cumplieron los 100 primeros días de 365 días en Madrid. Ha sido un trabajo intenso pero hemos rebasado un hito, muchas gracias por los ánimos, los comentarios y las recomendaciones. Aún seguimos necesitando algunas más, queda todavía mucho 2015 por delante.
Hoy como todos los sábados hablaremos de un parque. Uno de los jardines escondidos de Madrid, el del Casino de la Reina, junto a la glorieta de Embajadores.
El Real Casino de la Reina estaba situado entre las actuales calles de Embajadores, Ronda de Toledo, Ribera de Curtidores y Casino. La que era la entrada principal, en la actual Ronda de Toledo, estaba en el mismo lugar donde se encontraba la Cerca, que en aquel momento, aún rodeaba la villa de Madrid. Correspondiente al tramo procedente de la Puerta de Toledo hasta el Portillo de Embajadores, en la glorieta del mismo nombre.
Muy cerca de este lugar hubo una huerta, llamada Huerta de Bayo, que desde el siglo XVII fue propiedad de los monjes de San Cayetano.
Con la llegada de los franceses, en 1808, la huerta pasó a manos de un ministro de José Bonaparte, Manuel Romero. Pasando a ser conocida como la Huerta de Romero. Construyó una casa-palacio, unió los distintos niveles que presentaban mucha pendiente y añadió un jardín geométrico con fuentes, emparrados y pérgolas.
Tras la Guerra de la Independencia, y con la vuelta de Fernando VII, la huerta fue adquirida por el Ayuntamiento, y en 1817 donada a la reina doña Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII. A partir de ese momenLa finca fue denominada Casino de la Reina. El nombre de Casino, procede de la denominación que en Italia se daba a determinadas casas de campo.
Isabel de Braganza continúo con las mejoras, pero murió poco después. Fernando VII continuó las obras, y también su hija Isabel II. Encargaron la creación del Real Sitio a los mejores artistas de la época, arquitectos como Antonio López Aguado y Narciso Pascual y Colomer, el escultor José Tomás y el pintor Vicente López. Transformaron los jardines geométricos en jardines paisajistas, con paseos curvos, elementos ornamentales y “caprichos”, que recibieron muchos halagos en la época. Podemos observarlos en el minucioso plano del General Ibáñez de Ibero.
El palacete fue reformado y ampliado aunque era un edificio muy sencillo, de dos alturas.
Hay grabados de época que nos muestran cómo eran las construcciones, el palacete con su escalera de acceso, un embarcadero dentro de un templete con columnas y cúpula desde el que partía una ría que acababa en una gruta artificial. Varios puentes de madera permitían cruzar la ría y disfrutar del paisaje.
Fuentes, esculturas, una noria, el estanque, todos los elementos del jardín romántico.
En 1867 Isabel II donó la finca al estado, algunas de las obras de arte fueron llevadas al Museo del Prado, donde hoy pueden verse todavía.
También en el Prado podemos disfrutar de la escultura de Felipe II, obra de Pompeo Leoni en colaboración con su padre Leone.
Ese mismo año se ubica aquí el Museo Arqueológico para ello se reformó el palacete del Casino de la Reina, sin embargo eso supuso el principio de la destrucción del Real Sitio.
El Museo Arqueológico abandonó el Casino a finales del siglo XIX. En ese momento se trasladó aquí la Escuela de Veterinaria. Se construyó una nueva sede obra de Francisco Jareño, en estilo neomudéjar. Otro día nos referiremos a él en 365 días en Madrid. Es desde 1960 el Instituto de Enseñanza Secundaria Cervantes.
Esas obras se llevaron por delante muchos elementos de gran valor. Sólo se conservan algunos restos y árboles.
La espectacular puerta de entrada , de López Aguado se conserva, aunque no en su ubicación original y podemos seguir disfrutándola, sin embargo sus pilares de granito fueron traslados al Retiro, hoy los vemos en la Puerta de la Independencia, frente a la Puerta de Alcalá.
Aunque podemos decir que hubo un intercambio, a comienzos de siglo XX, cuando el Ayuntamiento vendió los Jardines del Buen Retiro en la plaza de Cibeles al Estado para construir allí el Palacio de Comunicaciones (que curiosamente, hoy es sede del Ayuntamiento), la verja que los rodeaba fue desmontada y trasladada al Casino de la Reina.
El deterioro continúo y se sucedieron distintos usos, en 2001 se inauguró el nuevo Centro de Día, de diseño moderno. El palacete se volvió a rehabilitar, ahora es el Centro de Integración Social del Ayuntamiento.
Madrid lo ha recuperado como espacio público, el nuevo Parque Casino de la Reina, poco conocido, escondido tras las verjas originales del Retiro, una isla en medio de Lavapiés. Es agradable ver como el parque se llena de vida, lleno de niños, personas paseando sus perros, disfrutando del jardín escondido.
Una de nuestras visitas en la ruta en bici por los jardines escondidos de Madrid.
Un abrazo.
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