Desde la segunda mitad del siglo XIX algunas fincas y huertas en la Prosperidad y en la Guindalera, cercanas al arroyo Abroñigal, comenzaron a parcelarse para la venta. La continua llegada de gentes del campo a Madrid en busca de trabajo generaba una importante demanda de terrenos para construir . Las viviendas que se iban levantando, normalmente a cargo de maestros de obra o autoconstruidas por los mismos propietarios, solían ser de una sola planta y factura tosca a base de materiales muy económicos. Ese fue el origen del barrio que se fue asentando con muchos problemas y carencias.

Los edificios de más categoría situaron su fachada en la vía principal de López de Hoyos, muy frecuentemente recurriendo al estilo regionalista, con alternancia en el uso de ladrillo visto en estilo neomudéjar y modelos más elaborados, donde encontramos acabados de revoco y cierto alarde decorativo en cornisas y balcones a base de molduras.

El barrio de La Prosperidad en aquellos primeros tiempos era conocido por la humildad y la pobreza de sus habitantes, esto apareció reflejado en diversas obras, como “La Busca”, de Pio Baroja, o la zarzuela “La Gran Vía”.

En este entorno se levanto la Parroquia de Santa Matilde en el último tercio del siglo XIX con el estilo neomudéjar característico de la época y que tanto abunda en Madrid. La iglesia cuenta con un pequeño jardín que ha sobrevivido al paso del tiempo y que fue muy típico en muchos de los “chalets” y hotelitos que se construyeron en el barrio.

Un abrazo.