Cumplimos el día número 200 de nuestro 365 días en Madrid, un número redondo que nos recuerda que el año sigue avanzando. El convento e iglesia de San Pascual, en el Paseo de Recoletos, número 11, en la acera del café Gijón, frente a la Biblioteca Nacional , fue fundado en 1683 por don Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, gran Almirante de Castilla, duque de Medina de Ríoseco, Caballerizo mayor, y miembro del Consejo de Estado de Carlos II. Lo sitúo en el Paseo de Recoletos junto a sus casas, como nos recuerda una discreta lápida en el interior del templo. Convirtió en iglesia su teatro palaciego y enriqueció el templo con una colección de pintura de grandes maestros.
Se consagró a nuestra Señora de la Inmaculada Concepción y a San Pascual. Desde entonces se le conoció como convento de San Pascual Bailón.
En 1836, tras la desamortización de Mendizábal, las religiosas se fueron a las Descalzas Reales. Fue convertido en un almacén de maderas. En 1852, el entonces duque de Medina de Rioseco, reclamó la posesión del convento, en virtud del derecho de reversión, de esa forma, las religiosas pudieron volver.
En 1861, para la ampliación del Paseo de Recoletos, parte del convento fue expropiado y demolido. A partir de 1866, según proyecto del arquitecto del Duque de Medina de Rioseco, que también lo era de Osuna, Juan José Urquijo, se construyó el edificio que vemos hoy.
Como corresponde a un templo de la orden franciscana, la fachada de la iglesia es muy austera. La planta, de cruz latina, con una nave única de tres tramos, con capillas hornacinas entre los contrafuertes, y cubierta por una bóveda de cañón. La cúpula coronada con lucernario se apoya sobre pechinas y remata el crucero. Se enmarca en un estilo ecléctico que mezcla estilos que van desde gótico al neobarroco y la tradición arquitectónica de la orden franciscana.
El retablo neoclásico es de madera imitando mármol. El centro está ocupado por la imagen del fraile franciscano San Pascual Baylón. Sobre él se emplaza una imagen de la Inmaculada.
Hoy siguen presentes un grupo de religiosas clarisas franciscanas. Dentro de la iglesia se guarda una pequeña imagen de Santa Clara, tal vez por su pasado como teatro del palacio del Duque, esa imagen denominada “La Chiquita” recibe las peticiones de trabajo de las actrices en paro, a la que recurren pidiéndole un nuevo papel.
Un abrazo.
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