La iglesia de San Andrés se remonta a la Edad Media, época en la que se levantó en pleno barrio de la Morería, en el arrabal mozárabe, se supone que en el mismo lugar que se levantaba la principal mezquita del Madrid islámico. Situada en la Plaza de San Andrés número 1, junto con la Plaza de los Carros, llamada así porque en ella estacionaban los carruajes que llegaban a Madrid por la Puerta de Moros. En esta plaza se descargaban las mercancías que abastecían la ciudad, muchas de las cuales se vendían en el gran mercado que era la Plaza Mayor.
La iglesia fue incendiada en el turbulento año 1936 y sólo quedó la capilla de San Isidro. De ella se dice que es el primer ejemplo plenamente barroco de Madrid, diseñada por Pedro de la Torre en el año 1642, aunque no se inició su construcción hasta el año 1657 por parte de José de Villarreal.
La capilla estaba destinada a albergar los restos de San Isidro tras su canonización en el año 1622. Se construyó perpendicularmente a la cabecera de San Andrés, con dos tramos cuadrados: el primero cubierto por bóveda de cañón rebajada, y el segundo, coronado por una cúpula sobre tambor con ventanas, lo que proporcionaba a este tramo una intensa iluminación que contrastaba con la penumbra del resto del templo.
La concepción monumental, de volúmenes geométricos y sobrio diseño contrastaba con la rica ornamentación interior que se destruyó durante la Guerra Civil. Fue diseñada por Juan de Lobera, quien también se encargó de las portadas de la capilla y de finalizar la obra tras la muerte de Villareal.
Antes de acabar, quería contarte una leyenda asociada a la iglesia de San Andrés. Cuenta la leyenda que San Isidro, fue enterrado en el cementerio situado junto a la iglesia de San Andrés, hasta que en el año 1212 fue exhumado y visitado por el rey Alfonso VIII. El rey al ver el cuerpo incorrupto reconoció en él al pastor que lo guió en la batalla de las Navas de Tolosa, la batalla ocurrió el 16 de julio de 1212 y en ella un ejército aliado cristiano formado por las tropas castellanas de Alfonso VIII de Castilla, las aragonesas de Pedro II de Aragón y las navarras de Sancho VII de Navarra lucharon contra el ejército del califa almohade Muhammad an-Nasir en las inmediaciones de Santa Elena, muy cerca de Despeñaperros. Para la historia se convirtió en el símbolo del inicio de la decadencia del poder musulmán en la península.
Un abrazo.
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