En Madrid tenemos la oportunidad de dormir en una galería de arte moderno, o al menos en algo que se le parece mucho. Hablamos del Hotel Silken de Puerta de América. Un hotel cinco estrellas en el que distintos diseñadores o arquitectos se han encargado de diseñar y decorar una planta. El resultado ha sido un hotel donde cada centímetro rezuma estilo y diseño.
Situado junto al famoso edificio Torres Blancas obra de Sáenz de Oiza, en una de las arterias principales de acceso a Madrid, el original edificio multicolor Silken , lleva desde el año 2005, dando la bienvenida a todo el que entra por la Avenida de América.
Uno de los elementos que más llama la atención son los mensajes multilingües que adornan su fachada, el responsable de la fachada fue el arquitecto francés, Jean Nouvel, autor de obras arquitectónicas muy conocidas como el instituto del Mundo Árabe en París, la Torre Agbar en Barcelona o la ampliación del Reina Sofía en Madrid.
Jean Nouvel, un amante de la poesía, decidió utilizar fragmentos de un poema titulado “Libertad”, del poeta francés, Paul Éluard. Éluard escribió el poema en 1942 durante la ocupación nazi de Francia y se convirtió en un símbolo de libertad y resistencia.
Algunos de los versos de ese poema, en 12 idiomas distintos, adornan las persianas del Silken, recordándonos la importancia de la libertad para el hombre y el arte.
Tres arquitectos Felipe y Juan Carlos Sáez de Gordoa y Pedro Apaolaza eran los arquitectos del Grupo Silken, la empresa quería construir un edificio único, querían que cada planta la diseñara un arquitecto distinto. Ellos definieron la estructura del proyecto, pero después fueron llegando los artistas “invitados”:
John Pawson, el arquitecto británico minimalista se encargó de la planta 0. La primera planta es obra de Zaha Hadid, la segunda de Norman Foster que incorporó una escultura de Eduardo Chillida.
El también británico David Chipperfield la tercera planta. La cuarta fue de un equipo, Plasma Studio, de la arquitecta argentina Eva Castro y el alemán Holger Kehne. La quinta planta, corrió a cargo de los diseñadores de moda sevillanos Victorio & Lucchino. La sexta planta es obra del diseñador industrial australiano, Marc Newson, encargado también del diseño del Marmo Bar del hotel. Otro diseñador industrial, el israelí Ron Ara, hizo lo propio con la séptima planta.
La octava planta fue obra de la arquitecta escocesa Kathryn Findlay y la novena del estadounidense Richard Gluckman. La décima fue para Arata Isozaki y la onceava para dos españoles Javier Mariscal y Fernando Salas.
De la duodecima, una planta sólo para suites, se encargó Jean Nouvel.
Teresa Sapey, arquitecta italiana, decoró el garaje, los restaurantes temáticos, el Mad Restaurant de cocina internacional y el restaurante Lágrimas Negras de cocina vanguardista fueron diseñados por Christian Liaigre. Arnold Chan y Jason Bruges se encargaron de la iluminación. Y para completar el despliegue de talento los paisajistas Harriet Bourne y Jonathan Bell se encargaron del jardín interior y de la pérgola de la terraza.
Una acumulación increíble de talento para un edificio, donde todo tiene nombre propio, un equipo de estrellas para lograr un resultado que combina lujo, estilo y una apuesta empresarial por hacer de un hotel algo que va mucho más allá de un simple espacio donde pasar la noche.
Un abrazo.
Deja tu comentario