Volvemos a la Plaza de la Villa para fijarnos en una magnífica estatua en bronce, obra de Mariano Benlliure, de Alvaro de Bazán, un grande de España. El Almirante Don Álvaro de Bazán y Guzmán, I Marqués de Santa Cruz, señor de las villas del Viso y Valdepeñas, comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana en la Orden de Santiago; miembro del Consejo de su Majestad Felipe II de España, Capitán General del Mar Océano y de la gente de guerra del reino de Portugal. Nacido en Granada, aunque sus orígenes se encuentran en el navarro Valle de Baztán. Como marino participó con arrojo y valentía en la batalla de Lepanto contra la flota turca el 7 de octubre de 1571, la historia dice que su actuación fue decisiva para la victoria española, junto con sus aliados, el Papado, la República de Venecia, Toscana, Génova y Saboya.
La estatua fue erigida por iniciativa particular. Benlliure tomó como modelo la conocida escultura de Carlos V de León Leoni. El pedestal de mármol, en cuyas esquinas hubo originalmente cuatro delfines de bronce, fue realizado por el propio Benlliure junto con el arquitecto Miguel Aguado. En el frente principal, y entre una corona de palma, se ve la inscripción Don Álvaro de Bazán, mientras que en el lado opuesto del pedestal, como vemos en las fotos, se leen las redondillas que Lope de Vega dedicó a don Álvaro:
El fiero turco en Lepanto / en la Tercera, el francés / y en todo el mundo el inglés, / tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada / dirán mejor quién he sido / por la cruz de mi apellido / y por la cruz de mi espada.
La estatua fue inaugurada por la reina regente María Cristina el 13 de diciembre de 1891.
Ya sabéis quien es aquel que nos saluda desde lo alto del pedestal.
Un abrazo.
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