Estamos en septiembre, se está acabando el verano y en muchos lugares de España, comienza la vendimia. El vino es un elemento muy importante de la gastronomía española, de nuestra cultura.
Además Madrid es la única capital que puede presumir de tener una denominación de origen con el nombre de la ciudad. La Denominación de Origen Vinos de Madrid, que engloba los vinos que se producen en la zona sureste de la provincia: Arganda, Villarejo de Salvanés y valle del Tajuña y también los del suroeste: San Martín de Valdeiglesias y valle del Alberche.
Con este motivo vamos a fijarnos en una obra maestra del Prado. Obra de Velázquez y posiblemente una de las obras de Velázquez más famosas y reproducidas: El Triunfo de Baco. Fue pintada para Felipe IV en los años 1628 y 1629, siendo pagada el 22 de julio de 1629. El sevillano quiso representar a Baco como el dios que obsequia al hombre con el vino, que lo libera, al menos de forma temporal, de sus problemas cotidianos, de su dura vida diaria, por lo que Baco se convierte, también, en uno de los borrachos que participan en la fiesta, diferenciándose de los demás por su piel más clara y su indumentaria.
Baco, el dios del vino, sentado en un tonel, semidesnudo y tocado con hojas de vid, corona a un joven soldado rodeado de un grupo de bebedores. En esta pintura, Velázquez se aleja de la tradición ennoblecedora del mito, en una reinterpretación naturalista. Que, además, no exenta de paradoja entre la gravedad casi ritual de las figuras de la izquierda y la ironía picaresca y el realismo del grupo de la derecha.
La obra conserva el gusto naturalista de su etapa sevillana, pero se adivina la influencia colorista que Velázquez asimila de la obra de Rubens y la pintura veneciana del siglo XVI.
Que disfrutes de tu visita al Prado y anímate a probar los vinos de Madrid, seguro que no te arrepientes.
Un abrazo.
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