Hoy queremos hablarte de una de las partes menos conocidas del patrimonio cultural de Madrid: el arte funerario. Muy relevante y un elemento imprescindible para conocer la arquitectura y la escultura de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.
Celebramos que la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid haya puesto en marcha un programa de visitas guiadas a las principales necrópolis de Madrid , la campaña se denomina Monumentos Inevitables, y se ha desarrollado entre los meses de noviembre y diciembre del año 2015.
Su principal objetivo es mostrar una parte importante de nuestro patrimonio cultural, ya que los cementerios madrileños acogen interesantes muestras de arte funerario de todas las tendencias estilísticas desarrolladas entre el Neoclasicismo y el Modernismo.
Son cuatro enclaves los que se visitan con Monumentos Inevitables:
– Sacramental de San Isidro
– Sacramentales de San Justo
– Cementerio de la Almudena
– Panteón de Hombres Ilustres
Nosotros nos vamos a centrar en una parte de la Sacramental de San Justo. Este es uno de los cementerios surgidos en Madrid por la prohibición de realizar enterramientos en el interior de las iglesias durante la primera mitad del siglo XIX. Fue construido en 1846 en el cerro de las Ánimas, con proyecto del arquitecto Wenceslao Graviña. Se encuentra entre el paseo de la Ermita del Santo y la Vía Carpetana, en Carabanchel. La entrada está en el número 70 del paseo de la Ermita del Santo.
Este Sacramental alberga los restos de grandes personalidades, e importantes obras de arquitectura y escultura. En 1887, coincidiendo con una epidemia de cólera, se solicitó licencia al Ayuntamiento de Madrid para levantar un nuevo y enorme recinto: el patio de Santa Gertrudis, nuestro protagonista de hoy.
El patio de Santa Gertrudis es el más grande de la sacramental. En su sección 3ª se localizan algunos de los mejores panteones
modernistas de Madrid, destacando los de José de la Cámara, obra de Benito González del Valle Fernández-Galán, Vicenta Palavicino de Avial, realizado por Plácido Francés Mexía, y Gregorio Cano de Mena, proyectado por Jerónimo Pedro Mathet Rodríguez.
Más arquitectura modernista, con reminiscencias neorrománticas, en el panteón de la familia Esteban de la Peña, diseñado por José Fermín de Astiz Bárcena.
Hay un templete ornamental que preside el recinto, obra de Agustín Querol, en el podemos leer la inscripción “BEATUS HOMO QUI INVENIT SAPIENTIAM” (Santo el hombre que encuentra la sabiduría”). Los bustos en bajorrelieve de Espronceda y de Larra son de Aniceto Marinas y de Miguel Ángel Trilles, respectivamente. Sin ser un cementerio tan visitado como algunos parisinos, se ha convertido en lugar de peregrinación para los amantes del Arte y de las Letras, siendo la visita más frecuente al sepulcro de Larra.
Aquí, en Santa Gertrudis se encuentra el panteón sufragado por la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, construido en 1902, donde descansan los restos de Larra, Espronceda, Villaespesa, Núñez de Arce, Rosales, Ramón Gómez de la Serna, Marquina, Hartzenbusch y Blanca de los Ríos.
Hay otros patios también muy interesantes como el de San Millán o San Miguel, pero habrá que dejarlos ya para otra visita.
Un abrazo.
Deja tu comentario