Francisco Javier González Longoria un conocido banquero quería un palacete para instalar su banco y su vivienda. Tenía claro, además, lo que quería , un estilo modernista como el de esas las villas que se ponían de moda en Bruselas. Eligió para su particular encargo al barcelonés José Grases Riera. Este arquitecto ya era una celebridad en Madrid por proyectos como el palacio de la Equitativa, el New Club de la calle Cedaceros, el teatro Lírico de la calle Marqués de la Ensenada (en la actualidad la sede del Consejo del Poder Judicial), o el monumento a Alfonso XII en el Retiro.
El encargo se apartaba totalmente del estilo de Grases, pero este acepto. Parece que se inspiró en las construcciones del arquitecto belga Víctor Horta, autor en las dos últimas décadas del XIX de varios edificios en Bruselas como las casas Tassel, Solvay, la Casa del Pueblo o los almacenes Innovation.
La obra de Grases superó los presupuestos modernistas puramente ornamentales. Su proyecto trascendió al interior y a la disposición de los espacios. Encadenó zaguán, escalera y galerías posteriores, con gran fluidez, la originalidad de la ornamentación, de una enorme creatividad, permitió, con elementos vegetales o abstractos y figuras femeninas, enmarcar los vanos de las puertas y las mansardas y dar forma a balcones y barandillas.
Lastima que no se prodiguen más sus visitas, pero para nosotros es un edificio imprescindible en la visita a Madrid. Sin embargo en su época fue un obra enormemente criticada y muy poco considerada.
Un abrazo.
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