Olivar de Castillejo (5)A comienzos del siglo XX la zona norte de Madrid se acababa en lo que hoy son los Nuevos Ministerios. Una zona que se había puesto de moda y en la que se habian construido muchos palacetes, algunos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros días. El camino seguía hacia el norte hasta el pequeño pueblo de Chamartín de la Rosa. Un espacio agrícola, libre de edificaciones.

Fue en esta zona, en un lugar conocido como el Olivar del Balcón, por sus buenas vistas de la ciudad de Madrid, donde acampo el ejercito de Napoleón antes de su asalto a Madrid. En 1808, Napoleón decidió dirigir personalmente la conquista de Madrid, y tras cruzar Somosierra, llegó a Chamartín el 2 de diciembre de 1808 incautándose del palacio nuevo de los Duques del Infantado- Pastrana donde instaló su cuartel general.

En esa zona del Olivar del Balcón, compró en 1917 unos terrenos José Castillejo Duarte, Secretario de la Junta para la Ampliación de Estudios, institución clave en la historia de la educación en España por su papel como promotora de la investigación y la educación científica en España (precursora del actual CSIC), factor catalizador del cambio en la educación en España y que había sido creada en 1909 bajo el marco de los ideales pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE).

José Castillejo convenció a varios de sus amigos y colegas para que se trasladaran a vivir al Olivar, para lo cual parceló y vendió a estos parte de los mismos. Se mudaron intelectuales y científicos como Ignacio Bolívar, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal, el catedrático de ictiología y piscicultura Luis Lozano Rey, el poeta Dámaso Alonso o el médico Juan López Suarez. La mayoría tuvieron que marcharse al llegar la Guerra Civil. Se quedó López Suarez, quien alquiló la casa de Castillejo a Jhon Walter, el propietario del periódico londinense The Times, lo que situó al olivar bajo la protección de la bandera inglesa y logró que se mantuviera la propiedad.

El paso del tiempo, implacable y el crecimiento de la ciudad, han reducido el olivar a dos fincas: La finca del Olivar de Castillejo, nuestra protagonista de hoy, con poco más de una hectárea, alberga las casas de José Castillejo y Juan López Suárez, una pequeña alberca y el jardín agrícola en él que junto a con los olivos centenarios, otros más jóvenes y almendros, granados, membrillos, madroños, jaras, retamas, romeros, adelfas y lilos. Es fácil no fijarse en ella, al otro lado de un muro, con una discreta entrada por la calle Menéndez Pidal, al norte de la Avenida Alberto Alcocer, entre las Plazas de Cuzco y de la República Dominicana.  La otra finca, situada muy cerca, pertenece a la Fundación Areces y es la “Casa de Menéndez Pidal”. Aunque dispone de un jardín, es bastante más pequeño, pero también, con olivos centenarios.

En 1985 se funda la Fundación Olivar del Castillejo por los herederos de José Castillejo e Irene Claremont de Castillejo. Entre sus objetivos fundacionales hay que citar “la conservación del Olivar y las casas en él edificadas, declaradas de interés por el Colegio de Arquitectos de Madrid, y en ese entorno, el mantenimiento y fomento de la tradición de un siglo de este lugar como centro de iniciativas culturales y punto de encuentro de gentes interesadas por la educación y la cultura”.

Una gran oportunidad para visitar el Olivar es su programación veraniega Las Noches del Olivar que este año llegan hasta el día 30 de septiembre. Conciertos, teatro, cine al aire libre y con la posibilidad de quedarnos a cenar en el propio olivar.

Un espacio único en Madrid, si no lo conoces aprovecha a regalarte una visita.

Un abrazo.