La antigua Fábrica de Tabacos es un edificio singular, por su arquitectura y por su historia. Situado entre las calles de Embajadores, Miguel Servet y Provisiones, con fachada a la Glorieta de Embajadores. Es el único superviviente de la arquitectura industrial neoclásica del Madrid de Carlos III como reza una placa en su puerta principal.
Construido por Manuel de la Ballina López de Castro entre los años 1781 y 1792, como parte de la política borbónica que transformó urbanísticamente Madrid y estableció reales fábricas en el sector sureste de la ciudad.
En un principio se construyó para albergar La Real Fábrica de Aguardientes, Rosolís (Aguardiente con canela, azúcar y otros ingredientes olorosos) y Naypes. Aunque su función principal era la de almacenar los productos estancados del monopolio que no podían venderse libremente: aguardiente, barajas de cartas, licores, papel sellado… En 1808 el ejército de Napoleón entra en Madrid, invade el edificio y comienza a utilizarlo como cuartel.
En la zona se sabía que gran parte de las mujeres del vecindario se ocupaba de liar cigarrillos en talleres clandestinos. Esto y la falta de abastecimiento legal de tabaco para sus soldados propició que la fábrica pasase a ser ocupada por aquellas cigarreras de forma oficial el día 1 de abril de 1809 convertido en fábrica de tabaco y rapé en 1809. . La Fábrica de Tabacos empezaba por fin a funcionar. A partir de esa fecha y hasta finales del XIX sufre diversas ampliaciones, que finalmente culminan en 1903 con la ampliación de la planta segunda, proyecto ya redactado por el arquitecto Amós Salvador Carrera. En 1902 se haría cargo la Compañía Anónima Tabacalera, posteriormente llamada La Tabacalera. Su buena racha se mantendría hasta 1945, momento en que la actividad empezaría a disminuir progresivamente con una plantilla bajo mínimos. El centro terminaría cerrando definitivamente en el año 2000 para quedar adscrito al Ministerio de Cultura.
Es un edificio característico de la arquitectura civil de finales del siglo XVIII, de estructura de muros de carga de ladrillo aligerado por grandes arcos y planta rectangular compuesta en torno a tres patios: uno central, descubierto y ajardinado, y dos laterales, más pequeños y también cubiertos. Consta de semisótano, bajo, dos plantas, grandes portadas que se abren a la fachada principal, con frente a la calle Embajadores. Cuentan con unos 26.000 metros cuadrados construidos en su volumen principal, que suman un total de unos 30.000 metros cuadrados si sumamos los edificios anejos.
La Fábrica de Tabacos de Madrid se desocupó definitivamente en el año 2000, justo después de la privatización de La Tabacalera/Altadis. El edificio quedó abandonado durante diez años de progresivo deterioro y nulo mantenimiento, diez años de intermitentes luchas por abrir el edificio a un barrio escaso de espacios públicos.
Los proyectos y conflictos para decidir el futuro de este gran edificio se han sucedido desde que se cerrara la fábrica. El Ministerio de Justicia lo quiso para ocupar sus salas con juzgados, el Museo del Prado para ampliar sus dependencias, fue considerado sede perfecta de los Museos de Artes Decorativas y Reproducciones Artísticas… los vecinos reclamaron un “uso social”. Se decidió emprender su rehabilitación para acoger el futuro Centro Nacional de las Artes Visuales, aunque el proyecto ha sufrido innumerables dificultades en la adjudicación del concurso.
Una gran parte del edificio de la calle Embajadores se ha convertido, tras años de lucha, en un centro social autogestionado que promueve la creatividad de sus usuarios de forma gratuita: LTBC La Tabacalera. Un excelente ejemplo de que se puede apoyar a la cultura con otros enfoques. Ahora mismo está cerrado por unas obras que parecen que acaban a finales de febrero, pero os recomendamos encarecidamente que paséis por allí en alguna ocasión.
Un abrazo.
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