Seguimos con nuestras mensuales visitas al Prado. Este mes de mayo, de primavera desbordante y con calor de verano en algunos momentos, elegimos un cuadro refrescante, “Chicos en la Playa” de Joaquín Sorolla, un oleo de 1909 que el pintor donó al Museo del Prado en 1919.
El valenciano fue uno de los pintores españoles más prolíficos, más de 2.000 lienzos catalogados. Un estilo es personal e inconfundible. Las características de su pintura dificultan encasillarle en una corriente artística. Ha sido etiquetado como impresionista, postimpresionista y luminista. Su etapa luminista comienza tras un viaje a París en 1894 tras el cual comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea. Sin duda fue uno de sus temas preferidos, destaca su dedicación al paisaje levantino, de ambiente costero, siempre con presencia humana, que plasma con un protagonismo absoluto de la luz, que logra hacer vibrar los colores y marca el movimiento de las figuras.
Visitaremos también en 365 días en Madrid, su casa museo, cuyo jardín es visita casi obligada en nuestra ruta en bicicleta por los jardines escondidos de Madrid.
Un abrazo.
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