Originalmente se trataba de una casa-palacio proyectada en 1880 como residencia de Ramón Pla Monje, empresario y filántropo nacido en Ferrol que, tras emigrar a Cuba, se instaló en la década de 1860 en Madrid (Pla Monje recibió en 1884 el título pontificio de marqués de Amboage, y a él perteneció el Palacio Amboage actual sede de la Embajada de Italia).
Agustín Ortiz de Villajos, fue el arquitecto que diseño el edificio, partiendo de lenguajes históricos, creó un estilo muy personal y se convirtió en uno de los representantes más característicos del eclecticismo madrileño. Proyectó un inmueble en estilo neogótico que contaba con sótano, planta baja, dos alturas y sotabanco retranqueado generando una azotea, con un único acceso desde el paseo de Recoletos.
Todo quedaba rematado mediante tres cuerpos a modo de torreones con esbeltos chapiteles, situados en los extremos de ambos frentes y en el chaflán, situado en la esquina entre el paseo de Recoletos y la calle del Marqués del Duero.
El palacio sufrió sucesivos cambios. El siguiente propietario, César Cañedo y Sierra, duque de Agüera, transformó el inmueble en 1918 para convertirlo en viviendas de alquiler. El arquitecto fue José Monasterio Arrillaga, quien añadió al edificio dos plantas más y sustituyó gran parte de la ornamentación con un corte ecléctico con reminiscencias del barroco francés.
En 1919 el inmueble fue alquilado a la compañía de seguros La Aurora. Compañía que lo adquirió definitivamente en 1922. Nuevas reformas en las que se cerraría el patio interior y se abriría en el chaflán la actual puerta de acceso. En 1920 se colocó una cuádriga de bronce sobre la cúpula, obra del escultor Juan Adsuara y quizás lo más reconocible del edificio.
Un bonito palacio que aunque con cambios ha sobrevivido en una zona de Madrid que ha visto levantarse y demolerse muchos palacios.
Un abrazo.
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