Madrid siempre ha sido un lugar abierto, de encuentro. Aquí siempre se han dado cita gente llegada de muchos lugares y nadie se siente extraño, es una ciudad de acogida. Pero en ocasiones el ambiente festivo, desenfadado desembocaba en bronca y altercado. Hubo una corrala especialmente conocida por estos incidentes, la Casa de Tócame Roque. Como se gesta esta historia dice mucho de como es esta ciudad y sus habitantes.
Las corralas son un tipo de vivienda, muy características del Madrid tradicional. Novelas como Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós nos cuentan como era la vida en ellas. Se construían como correderas, aún podemos ver algunas en el barrio de Lavapiés y otros lugares de Madrid. Comenzaron a construirse en el siglo XVI, y eran muy frecuentes en el siglo XIX. Fue la respuesta de la época a la necesidad de de acomodar a los nuevos emigrantes a la capital de España que crecía rápidamente. En estas corralas las viviendas están distribuirlas en cada una de las plantas, y todas asoman hacia un patio central donde se realizaba una gran parte de la vida pública de la comunidad y que da luz y ventilación a las casas.
Lo que ha llegado hasta nosotros es que la casa les fue entregada como herencia a dos hermanos, Juan y Roque. Estos no consiguieron ponerse de acuerdo en el reparto. Ambos discutían, cada uno postulaba que la herencia les correspondía a ellos por entero. Juan le decía a Roque: “Tócame, Roque”. y Roque contestaba: “La casa tócame a mí, Juan”. La disputa duró años, y los vecinos, y todos los madrileños le dieron nombre a la casa : Tócame Roque.
Ramón de la Cruz le dedicó a esta alborotadora vivienda uno de sus populares sainetes: «La Petra y la Juana o el buen casero»
Se apoyaba en la historia que relataba que los vecinos de la corrala se amotinaron y decidieron dejar de pagar el alquiler a los caseros, negandoles la entrada a la propiedad.
En la confluencia de la calle Barquillo con la de Belén una placa recuerda el lugar donde se ubicaba la corrala con barandillas de madera abiertas a un gran patio de vecindad, ruidoso y concurrido ,la casa de Tócame Roque, expresión que hoy todavía usamos para definir una vivienda donde se arma mucho jaleo y los vecinos montan bulla y algarabía.
Un abrazo.
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