Nos acercamos de nuevo al corazón de Madrid, para conocer la Casa de Cisneros. Su fachada principal está situada en la calle Sacramento número 2, con vuelta a la calle del Cordón, la Plaza de la Villa y la calle del Rollo. Está situada junto a la antigua sede del Ayuntamiento de Madrid, la casa pertenece en la actualidad al Consistorio de Madrid, aunque su historia ha sido azarosa y ha cambiado de propietarios en innumerables ocasiones. Su nombre se debe al cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, natural de Torrelaguna, confesor de Isabel la Católica, Regente de Castilla en 1506 y de España en 1516, en ambos casos tras la muerte de sendos reyes: Felipe el Hermoso y Fernando el Católico. Además fue el promotor de la Universidad de Alcalá de Henares.
El arquitecto de la casa palacio fue un sobrino del Cardenal, Benito Jiménez de Cisneros, las obras se iniciaron en 1537, aunque este, murió antes de ver acabado el proyecto. La fachada es una de las escasas muestras del estilo plateresco en Madrid. En ventanas y puertas podemos ver detalles renacentistas, no son muchos los palacios del siglo XVI que se han conservado en la ciudad, lo que hace más sobresaliente su conservación.
Fue sede de diversas instituciones, como el Consejo Superior de Guerra o la embajada de Austria. También residencia de personajes celebres como Pedro Rodríguez de Campomanes, el general Narváez o el Duque de Rivas. Finalmente en 1909 el Ayuntamiento de Madrid compra la Casa de Cisneros a los herederos de la condesa de Oñate (últimos propietarios), para ampliar la Casa de la Villa.
Luis Bellido González fue el arquitecto que dirigió las obras de restauración, trabajando con el objetivo de devolverle su aspecto original al edificio. En 1915 construye el pasadizo sobre un arco, a través de la calle de Madrid, que une la Casa de la Villa y la de Cisneros y que da un aspecto tan recolecto al conjunto. Posteriormente, en el año 1939, el arquitecto Felipe Trigo Seco hizo otra reforma del edificio y en 1984, Joaquín Roldán Pascual restaura el interior.
Una nueva excusa para asomarnos al corazón de nuestra ciudad.
Un abrazo.
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