La primera piedra del edificio del Banco de España se puso el 4 de julio de 1884, con presencia del rey Alfonso XII y el edificio fue inaugurado en 1891. En aquel momento la Plaza de Cibeles se denominaba Plaza de Madrid.
El banco había ido cambiando de sedes y el proceso de proyectar el edificio fue complejo. Tras un primer en que ninguno de los proyectos presentados fue del gusto de Consejo del Banco, el proyecto definitivo de Sede Central, se aprobó en 1883. Lo habían redactado los arquitectos del propio Banco, Eduardo Adaro y Severiano Sainz de la Lastra tras estudiar otros edificios de bancos europeos, pero tampoco se ejecutó finalmente.
El Banco se fue ampliando, una primera ampliación iniciad en 1927 con un proyecto del arquitecto del Banco José Yarnoz Larrosa. En 1969, Javier Yarnoz Orcoyen, hijo del arquitecto de la anterior reforma acometió la segunda ampliación.
La tercera y última ampliación comenzó a gestarse en la década de los 70. Se buscaba completar el edificio con la esquina de las calles de Alcalá y Marqués de Cubas. La idea era cerrar una manzana por cuestiones de seguridad. El Banco ya había adquirido, en 1950, el edificio contiguo a su sede. En el año 1978, se convocó un concurso de ideas y se invitó a un elenco de arquitectos.
Un año después y con el asesoramiento de una comisión constituida por representantes del Ayuntamiento de Madrid, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el Consejo Ejecutivo del Banco eligió a Rafael Moneo. Pero no era tan simple, la obra no se podía acometer porque el inmueble estaba sujeto a protección.
En 1997 se aprueba el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, donde se establecía la planificación del área del Banco. Moneo revisa su proyecto en 2002 y en 2003, fruto de un convenio firmado entre Ayuntamiento de Madrid y Banco de España, se inicia la última ampliación.
En 2006, coincidiendo con la celebración del 150 aniversario del nombre Banco de España, se inauguró la ampliación.
El edificio buscó desde el principio una imagen sólida. La planta se distribuye en crujías paralelas a una serie de patios alineados con los ejes del Paseo del Prado y Alcalá . Las fachadas con una decoración ecléctica, equilibran unos zócalos y plantas bajas macizas, que acentúan la idea de solidez que corresponde a la institución que representa.
Hoy es una estampa muy reconocible del centro de Madrid y que se lleva muchas de las fotos de los turistas en la Plaza de Cibeles.
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